Doctor, ¿Qué debo comer? ¿Puedo beber leche? Estas son preguntas que seguro que os han hecho un montón de veces, tanto pacientes como familiares. Por este motivo he pensado que este artículo que salió a principios de verano podría ser interesante. Se trata de una revisión sistemática que nos hablar del efecto que tiene la leche y otros productos lácteos sobre el riesgo de presentar deterioro cognitivo, sarcopenia o fragilidad. Es bien conocido que la dieta es un factor modificable que actúa sobre nuestra salud y por eso adecuarla para obtener los máximos beneficios es un objetivo importante para mejorar nuestro envejecimiento. En esta revisión sistemática investigan la eficacia de la ingesta de leche y otros derivados para prevenir el deterioro cognitivo, la fragilidad y la sarcopenia en el envejecimiento. Revisan las bases de datos más relevantes haciendo búsqueda de estudios publicados en castellano o inglés entre el 2009-2018 donde se evalúen los parámetros mencionados. Obtienen un total de 661 archivos, de los que únicamente 6 cumplen los criterios de inclusión. 4 estudios relacionan la toma de lácteos con la presencia de deterioro cognitivo. Son 4 estudios observacionales prospectivos de cohortes que incluyen un total de 22.782 participantes. El periodo de seguimiento varía entre 13 y 20 años. En este caso los resultados son algo discordantes. Uno de los estudios informa que la toma de leche a media edad puede estar negativamente asociado al rendimiento de la memoria verbal, en la misma línea otro estudio informa que la toma de leche entorno a la edad de 40 años implica un mayor descenso cognitivo a los 20 años. Un estudio longitudinal realizado en mujeres francesas mayores detecta que una elevada ingesta de postres lácteos y helados están asociados con el deterioro cognitivo. Y por último un estudio realizado sobre población japonesa demuestra una asociación inversa entre la toma de lácteos y el riesgo de desarrollar demencia tipo Alzheimer. En cuanto a la relación con la sarcopenia, hay un ensayo clínico con 100 participantes (50 hombres y 50 mujeres) donde se agrupan los pacientes 1: 1. El grupo intervención se administran 210g de queso ricotta al día durante 12 semanas y el grupo control mantienen su dieta habitual. Al final del estudio se objetiva que existe una mejoría en la fuerza apendicular y también en la evaluación del apartado de equilibrio del test SPPB. Finalmente en cuanto al estudio de fragilidad, donde se evalúa basándose en los criterios de Fried, informan que la toma de leche desnatada o yogur (> o = a 7 raciones / semana) se asocia con un menor riesgo de presentar fragilidad (específicamente en los ítems de disminución de la velocidad de la marcha y pérdida de peso). Ciertamente la información en relación con el deterioro cognitivo es muy heterogénea, pero por otro lado se evalúa la toma de leche o derivados de forma positiva en el caso de la sarcopenia y la fragilidad. Así pues, parece que podremos seguir bebiendo leche los próximos años. La alimentación es un determinante de salud relevante, su evaluación sin embargo, es de gran complejidad, pues se hace muy difícil medir el impacto parcial de una parte de la dieta ya que puede estar influenciada por muchos factores confusores. De todos modos no podemos renunciar a la dieta como factor modificable en la atención al envejecimiento. Aquí tenéis el link para ver el artículo: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31089731
Doctor, ¿Puedo beber leche?
Geribloc
11/09/2019